
Definitivamente el trabajo de reportero es extremadamente arriesgado.
Y no, no hace falta ser corresponsal de guerra, ni cubrir peligrosas manifestaciones. El estar delante de una cámara puede convertirte en el blanco de terroríficos atentados que inmediatamente, tendrán un fuerte impacto mediático. No importa que hagas crónica rosa, de sociedad o hables del tiempo, el riesgo está ahí.
En fin, sólo queda asumir los riesgos y aguantar el "chaparrón" con esta cara...ja, ja, ja.
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