El presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, ha visitado Turquía esta semana. La noticia está dando la vuelta al mundo, no por lo que dijo en sus intervenciones públicas, sino porque, durante una visita a una mezquita, lució dos hermosos "tomates" en sus calcetines.
Al descalzarse para entrar en el recinto sagrado, sus dedos gordos asomaron sin ningún pudor a través de sendos agujeros de sus calcetines.
Está claro que su fórmula para hacerse rico ha sido "No despilfarres el dinero en lo que no puede verse", pero en este caso le ha salido el tiro por la culata :D
Los fabricantes de calcetines de Turquía le han enviado una docena de pares de calcetines y le han invitado a que los utilice siempre de esta procedencia, pues, según ellos, los que llevaba eran chinos.
¡¡¡Qué cosas!!!
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