En 1911 el sastre austriaco Franz Reichelt pone a prueba el traje paracaídas de su invención, subiéndose al primer piso de la Torre Eiffel (57 metros).
Por aquel entonces, la torre era el edificio más alto del mundo con 300 metros de altura (actualmente, sumando la antena de radio que hay en su cúspide, alcanza los 324 metros).
Pues bien, esta lumbrera, este adalid de la ciencia con sus bastos conocimientos de aeronáutica, pretende llegar suavemente al suelo vestido con un traje de una envergadura sólo un poco superior a la de un traje normal.
El desenlace puede adivinarse fácilmente... un policía mide el agujero que nuestro sastre ha dejado en el suelo.
Lo
En fin, un ejemplo más de hasta dónde puede llegar la estupidez humana :(
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