| Que pena no ser ave de paso ni derrota de carta marina. Que dulce ser el trapo blanco henchido al viento del velero que alegre se encabrita. Que lento es ser ciprés creciendo erguido al cielo y saber que todo en este mundo necesita su tiempo. Que pena no ser ave de paso ni proa que acuchille siete mares. Ni zarcillo de oro plata de joven pastora que descalza sube hasta los valles. Busco en el ruido de las plazas, busco en las calles de ciudades que ya no recuerdo, en el perfume de mujeres que pasan, en los silencios cuando ellas no hablan. Que pena no ser ave de paso ni arrecife sobre barra de corales, al alba pálida ave de paso que flota sobre espumosos mares. O destello de un pez de hoja de lata, flor de agua que relumbra y nada en los estanques. Busco en las plazas, busco en las calles de ciudades que ya no recuerdo, busco el perfume de mujeres que pasan, en los silencios cuando ellas no hablan. Guardo una tarde de sol, una tarde de sol por si hace falta, ese es un tesoro que nadie podrá arrebatarte, guardo una mirada risueña que nada pretenda, guardo en los bolsillos el sabor de la piel de las naranjas. |
1 COMENTARIOS:
Hoy hace 8 años... y parece que fue ayer cuando estuvimos viendo la Puerta de Alcalá.
7 de noviembre de 2006, 10:29FELICIDADES
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